El poder transformador de la música

Entrevista con Katherin Sierra: “Batuta me dejó una carrera y me dió una nueva perspectiva de vida”

Agustín Codazzi es un municipio ubicado en el Cesar, en la región norte del país. Allí, Katherin Sierra, exbatuta y ahora maestra y coordinadora del Centro Musical Agustín Codazzi de Batuta, trabaja con niños, niñas, adolescentes y jóvenes que transforman sus realidades a partir de la práctica musical.

La música fue el común denominador durante toda su vida y así mismo fue el catalizador que la llevo a realizar los más grandes cambios que hoy la definen. Hablamos con ella para entender su proceso en Batuta como estudiante y hoy como maestra y esto fue los que nos dijo:


Entrevistador: Katherin,  ¿Cómo inicia su proceso en la música?

Katherin Sierra: Empieza en mi hogar en Llanadas, Sucre, donde nací junto a los sonidos de la guitarra, las guacharacas y las cajas. Allí, tuve la oportunidad de conocer la guitarra junto a mi papá, quién me inculcó el gusto por la música. Tiempo después nos fuimos a vivir a Sincelejo, donde pasé mi adolescencia y a los 17 años decidí que quería aprender violín. Para lograr este sueño, visité el Centro Musical de Batuta y allí supe que estaba en el lugar indicado.

E: ¿Cómo fue su paso como estudiante de Batuta? ¿Qué enseñanzas le dejó?

KS: Me marcó el sendero de lo que hoy es mi vida. Cuando empecé con Batuta ya tenía 17 años y los cupos estaban llenos, pues no había más instrumentos. Tuve la oportunidad de conseguir uno y así me hice un lugar en las clases. Estaba junto a niños y jóvenes con una amplia trayectoria, yo en cambio no sabía mucho. Me sorprendió el sentido de colaboración de los participantes, determinante para mi progreso, ya que el trabajo colectivo nos impulsaba a que todos avanzáramos. Yo preguntaba y mis compañeros amablemente me enseñaban lo que no entendía. Fue así como aprendí las figuras musicales y rítmicas, la interpretación y la técnica. Todo esto me dejó un amor por el quehacer musical, por el trabajo en equipo y por el respeto a mi maestro, como figura que impulsaba el talento y los valores en los participantes.


E: ¿Y cómo fue la transición de estudiante de Batuta a maestra?

KS: Como estudiante aprendí un repertorio de música universal, la experiencia del trabajo en equipo y a interpretar un instrumento. Después de 5 años empecé a alternar mis estudios musicales con los universitarios en licenciatura en lengua castellana. Mis avances durante ese periodo y compromiso se hicieron evidentes para el maestro Giovanni Morales, quién evidenció mi esfuerzo y me propuso ser maestra de violín. Yo tenía 22 y era el 2012. Poco a poco fui aprendiendo técnicas de enseñanza, y con la práctica me di cuenta que mi vocación por la enseñanza era coherente con mis sueños. Fue así que tiempo después, tras demostrar mis resultados, me propusieron, en 2013, el reto de ser coordinadora del Centro Musical de Agustín Codazzi.


E: ¿Qué caracterizó esta nueva etapa?

KS: El progreso. Haber nacido en un corregimiento, crecido en una ciudad pequeña y empezar un nuevo proceso en el que iba a dirigir el esfuerzo de la Fundación por lograr que la música llegara a zonas que no tenían estos programas, fue un gran paso para mí. Esto significaba cambiar de casa, de ambiente,  es decir, cambiar una vez más, pero volviendo a mis raíces, desde una posición de liderazgo y desde un reto personal único.


E: ¿Cómo fue llegar Agustín Codazzi?

KS: Antes de irme lo investigué todo acerca de Agustín Codazzi para lograr encargarme de la implementación inicial y la convocatoria de los niños y jóvenes. La cultura del Cesar está marcada por la música vallenata y sus ciudadanos tienen una gran sensibilidad rítmica. Fue así como convocamos a la primera generación, que al ver el violín les causó muchísima curiosidad. Al principio llamaban guitarras pequeñas a los violines y a los violonchelos guitarrones. El apoyo de la Alcaldía de Agustín Codazzi fue clave, ya que con el pudimos dar un mayor impulso a los procesos de socialización y desarrollo académico, que evidenció los resultados en un corto tiempo.


E: ¿Cómo fue la acogida de la comunidad de Agustín Codazzi?

KS: Al principio no había muchos padres interesados. Fue después de la primera muestra musical que la comunidad evidenció el poder transformador de la música ya que vieron por primera vez a los niños y jóvenes interpretando un nuevo instrumento, en un nuevo modelo colaborativo bajo un proceso que mostraba responsabilidad y compromiso. La Alcaldía de Agustín Codazzi siguió siendo nuestro aliado, ya que en los eventos importantes éramos su cuota musical, su razón de orgullo y la evidencia de cómo el compromiso del gobierno local estaba beneficiando a los ciudadanos. Hoy hemos avanzado sustancialmente, los padres siempre están atentos de nuestro cronograma y el programa sigue avanzando con el compromiso financiero del actual gobierno. Creo que hoy la Orquesta Batuta de Agustín Codazzi es patrimonio local y cultural.


E: ¿Cuál será su siguiente paso?

KS: Esta experiencia me ha dado la idea de estudiar Dirección Orquestal. He podido evidenciar que con el compromiso de entidades y comunidades, la música puede cambiar la vida de niños, niñas, adolescentes y jóvenes de toda una comunidad. Lo he podido evidenciar en mi vida y lo he visto materializarse en Agustín Codazzi. Deseo contribuir con la sociedad desde la música y me gustaría dirigir la cartera de cultura del Gobierno Nacional.

E: Para finalizar ¿Qué le ha dejado Batuta en su vida?

KS: Me casé en Agustín Codazzi, es decir me dejó una familia. Me enamoré de las composiciones de Frans Liszt y de Bach, es decir un nuevo universo musical. Me dejó una carrera y me dió una nueva perspectiva de vida.


Actualmente la Fundación Nacional Batuta tiene 39 centros musicales en 24 municipios de Sucre, Córdoba, Bolívar, Atlántico, San Andrés y Providencia, Magdalena, Cesar y La Guajira, en el que participan 5.700 niños, niñas, adolescentes y jóvenes en 185 ensambles de iniciación musical, 88 coros y 2 orquestas sinfónicas integradas por poblaciones raizales, afro e indígenas.

En la región Caribe la formación sinfónica ha enriquecido el desarrollo social de las ciudades de Maicao, Valledupar, Agustín Codazzi, Providencia, Sincelejo, Santa Marta y recientemente Barranquilla.