El poder transformador de la música

“Batuta fue el impulso artístico de mi vida”

Por Rafael Escobar Saumet
Periodista Fundación Nacional Batuta


En 1993, Luis José Bautista Rodríguez ingresó a la Corporación Batuta Cúcuta, lugar en el que aprendió a tocar el bombo, la percusión, los platillos, el piano y la flauta traversa, el instrumento que marcaría su carrera musical.


De su paso por Batuta recuerda que era el lugar al que iba a hacer música, era un espacio de puertas abiertas para todos. “Siempre fue y creo que todavía sigue siendo un punto de encuentro para niños y niñas de todas las clases sociales y edades; allí llegaban chicos muy pobres y otros de estratos acomodados, y lo bueno era ver que nadie se fijaba en eso, vivíamos momentos muy agradables entorno a la música, la cual borraba esas diferencias”, comentó el flautista.


En plena adolescencia y con ganas de encontrar una actividad que trazara el destino de su vida a nivel profesional, Luis permaneció tres años en las aulas de Batuta, tiempo en el que también tomó varias clases de dirección de orquesta con la maestra Margarita Vélez, quien lideraba en Cúcuta el ‘Plan Batuta’ de la época. “Con ella tuve clases intensivas de piano y, estando en la Orquesta representativa de la Corporación, también pude dirigir, pues siempre le manifesté mi gusto por esa faceta. Ella me dio la oportunidad al nombrarme como subdirector teniendo solo 16 años”, recordó Luis con mucha satisfacción.


Debido a su gran interés por el aprendizaje musical en Batuta, a Luis se le dio otra oportunidad de dirigir, esta vez el Programa Orff, instruyendo a niños entre los 6 y 12 años. “En ese entonces Batuta quedaba en el Instituto de Cultura y Bellas Artes de Cúcuta, allí había un instrumental orff hermosísimo: marimbas de todos los tamaños, xilófonos, metalófonos, instrumentos de percusión pequeña y flautas dulces. Se creó una orquesta que llamamos la Orquesta Orff, fue una grata experiencia de un año en la que le enseñamos a los niños a leer partitura y a tocar los instrumentos a varias voces”.


Entre otros logros conseguidos mientras estuvo en Batuta, Luis participó en el Primer Encuentro Nacional de Orquestas en Bogotá, realizado en diciembre de 1993, en el cual fue primera flauta. Estuvo al frente del Capítulo Batuta Cúcuta por un tiempo y lideró conciertos en los colegios de su ciudad, para dar a conocer el ‘Plan Batuta’ y promover la Orquesta representativa para que más niños la integraran.


En 1995 participó en el Encuentro Binacional de Orquestas Colombo Venezolanas y tuvo la oportunidad de conocer al maestro José Antonio Abreu, creador del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela, modelo que inspiró a Batuta en Colombia.  Bajo su dirección, interpretó los himnos nacionales de ambos países. “Fue una inolvidable y muy enriquecedora experiencia, no solo por haber compartido con el maestro Abreu, sino también por haber interactuado con la Orquesta representativa de San Cristóbal, Venezuela”, aseguró.


Después de estar esos tres años en Batuta concluyó que se dedicaría a la música y se mudó a Bogotá para cumplir esa meta de vida. “Hice todo para ingresar al Conservatorio de la Universidad Nacional pero me di cuenta que no tenía el nivel para entrar en ese momento. Pensé que era bueno prepararme un poco más y fue así como ingresé a la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil de Colombia; allí estudié con la maestra María Nuri Polanía, quien me preparó para entrar al Conservatorio”.


Luego de un año de intensa preparación, presentó su examen y fue aceptado. Allí estuvo nueve años, hasta el 2006. “Estudié mi pregrado de Música en interpretación de la Flauta con énfasis en Música de Cámara. En 2007 recibí mi diploma y ese mismo año me gané una beca por concurso internacional ante 1.500 postulados, en la Lynn University de Boca Ratón, Florida, Estados Unidos. Siento que en ese lugar, la música terminó de posicionarse en mí, al aprender con los mejores maestros de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, entre las que recuerdo con mucho afecto a la gran flautista Rene Seebert”, agregó el artista norte santandereano.


De Estados Unidos se fue a vivir a Holanda, lugar en el que además estableció una familia. “Aunque no fue un buen momento para llegar a Holanda, decidí estudiar, porque no me dejaban dictar clases de música por no tener un diploma de licenciado homologado. Entonces me presenté en el Hogeschool Leiden, convalidé muchas materias y pude hacer nuevamente mi pregrado de música avalado esta vez por las normas holandesas de la educación;  lo hice en dos años”.


Hoy día, a sus 37 años, Luis se desempeña como maestro de música en cinco escuelas diferentes en las que dicta clases a 250 niños en cada una. “Soy profesor desde el grupo uno al ocho, todos los días de lunes a viernes y en total estoy educando 1.250 niños por semana, chicos y chicas desde los 6 hasta los 12 años, con una educación musical avanzada”.

E: ¿Recuerda algún tipo de instrucción que usted haya recibido como niño Batuta que esté implementando actualmente como maestro en Holanda?
L: Sí claro, nosotros en el Plan Batuta aprendimos a leer música tocándola, no había clases preliminares de partitura, íbamos directo al instrumento y con las repeticiones lo lográbamos, aprendíamos a leer música, algo que me ha servido muchísimo para dictar mis clases acá en los Países Bajos.


E: ¿Cuál fue el aporte más importante que Batuta le dio a su vida a nivel musical?
L: Haber hecho música a tan corta edad con un alto nivel y ver la música desde otra perspectiva, con técnica. Yo no tocaba flauta traversa y siempre había querido hacerlo. Batuta llevó los instrumentos hasta mi ciudad y con ellos, unos excelentes tallerístas que me guiaron en el aprendizaje de la técnica del instrumento. Mi primer profesor de flauta fue el maestro Luis Fernando Pérez, de la Filarmónica de Bogotá, con él aprendí bases sólidas que me sirvieron mucho para lo que venía en mi vida artística.


E: ¿Qué mensaje le daría a los niños y jóvenes que actualmente hacen parte de la Fundación Nacional Batuta?
L: La música es el medio con el que los seres humanos nos volvemos más sensibles, reaprendemos a sentir, nos conecta con nuestras emociones y nos ayuda a ser más sociales. Hay que disfrutarla y no solo hacerla; la música debe estar presente en la vida de todos los niños porque les mejora la disciplina y la autoestima. Todos, niños y adultos que tengan contacto con la música debemos tomar sus cosas buenas y aplicarlas también en otras partes del ser.


E: ¿Qué significa Batuta para usted?
L: Batuta fue el impulso artístico de mi vida. Cuando tenía 15 años, Batuta me dio la oportunidad de oro al interpretar música de los grandes compositores y de hacerlo con amigos. Fue muy importante tener ese contacto al poder sentir la música de una forma más cercana. Batuta fue un viaje muy hermoso hacia la música clásica. Un viaje de emociones, de experiencias artísticas nuevas.

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