El poder transformador de la música

“Batuta puso en mis manos un instrumento que le dio sentido a mi existencia”

Por Rafael Escobar Saumet
Periodista Fundación Nacional Batuta


La pamplonesa que empezó su vida musical a los 6 años de edad y que hoy se mueve en el mundo sinfónico alemán, hace parte de esta comunidad de #Exbatutos que con esfuerzo, talento y mucha dedicación hacen patria en el medio artístico internacional.

María Carolina Hernández Parada vive en Frankfurt am Main, Alemania y se la pasa entre pianos, cuartetos de cuerdas, guitarras y su flauta traversa, el instrumento que según ella, le marcó un rumbo en la vida y que tuvo por primera vez en sus manos gracias a la Fundación Nacional Batuta.

Y fue precisamente en Batuta donde Carolina pasó su niñez explorando un mundo nuevo. “Fue el espacio ideal para hacer música jugando, donde tuve los mejores amigos y profesores, el lugar del que tengo los más grandes recuerdos de mi infancia y adolescencia”, comentó.

Mientras estuvo en las aulas de Batuta, María Carolina adquirió la disciplina de estudiar un instrumento, de saber lo que era según ella, sentarse muchas horas a preparar una pieza musical para no solamente tenerla lista y aprendida, sino también lograrla con excelencia, afinación y soltura. “Las cosas que queremos no se logran fácilmente, se necesita trabajarlas con mucha dedicación y eso lo aprendí desde muy niña con Batuta”.

Su primer maestro de flauta fue Hugo Espinoza, profesor de la Universidad de Antioquia que Batuta llevaba como tallerísta hasta Norte de Santander. “Era lo máximo tener clases con él, siempre me motivó a dar lo mejor de mí en el instrumento, fue un maestro que me brindó muchos espacios y oportunidades para ser cada día mejor. Con él sentí que la música podía ser un camino para mí: verlo cómo daba las clases y el compromiso que tenía con sus estudiantes me hizo pensar que yo quería ser como él, que quería ser flautista y, que además, quería ser la versión femenina de mi profesor”, recuerda.

Carolina, siendo niña Batuta, participó en varios encuentros musicales en Cúcuta, sobre todo cuando a esa ciudad llegaba la Sinfónica Nacional de Colombia y podía, junto a sus compañeritos de Batuta Pamplona, asistir a las clases de Sinfonorte, una actividad académico-musical en la que participó durante tres años seguidos.

“Pasé mucho tiempo aprendiendo más sobre el instrumento y luego, cuando tenía 15 años fui a un Encuentro Nacional Orquestal en la costa Caribe colombiana, en el que pude demostrar ante un público más grande mis habilidades en la flauta traversa”, recordó con emoción.

Sus padres, Rosalba y Julio, siempre apoyaron todo ese proceso musical, tanto el de Carolina como el de su hermana Mónica, quien también pasó por las aulas de Batuta y hoy día adelanta estudios de violín en Alemania. “Estoy muy agradecida con Batuta por la ventana de expresión tan grande que significó para mis hijas. El apoyo de la familia es muy importante para que los niños y niñas no desistan en su crecimiento musical y continúen firmes a pesar de cualquier adversidad. Yo estaba tan firme con su proceso en Batuta que tuve la oportunidad de ser la  presidenta de la Asociación de Padres de Familia de los Niños de Batuta Pamplona y con nuestra gestión, se lograron clases con tallerístas especializados que elevaron el nivel musical de nuestros hijos”, aseguró Rosalba Parada, madre de Carolina.

Cuando cumplió 16 años decidió tocar las puertas del Conservatorio de la Universidad Nacional. Al ser aceptada y entrar, identificó la ventaja de haber pasado por Batuta tanto a nivel musical como social. “Siempre me encontraba con personas que habían estudiado en la Fundación y lo que habíamos aprendido allí nos daba un paso adelante ante los demás; en el medio musical que conocí en Colombia había una percepción agradable hacia Batuta”.

Desarrolló entonces su carrera de Música Instrumental en el Conservatorio de la Universidad Nacional de Colombia, de la que se graduó en abril de 2012. Mientras adelantaba sus estudios, trabajaba con la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia tocando la flauta y el piccolo; también estuvo en varios proyectos de zarzuela que tenía la Orquesta Cafam de esa época y, además, se le abrieron puertas interesantes en el medio musical de Bogotá debido a constantes invitaciones que recibía para tocar en varios proyectos en los que participaba la Universidad Nacional, demostrando así su compromiso y excelente nivel con la flauta.

Vivir en Alemania

En junio de 2012, dos meses después de graduarse como músico en Colombia, decidió abrir sus alas y volar hasta Frankfurt am Main, y ver qué podía pasar si se medía a exámenes y audiciones que le permitieran ingresar al medio musical de Alemania.

“Fue un poco arriesgado, porque para mí no había otro objetivo diferente a este país; su música y su calidad académica me atraían muchísimo, por eso me preparé y aprendí el idioma estando en Colombia durante dos años antes de venirme para acá. Mi gran meta era estar en Frankfurt porque acá enseña Sebastian Wittiber, solista de la Orquesta de la Radio de Frankfurt, un modelo a seguir para mí y, como premio a mis ganas, tuve la fortuna de entrar a su cátedra”, comentó la flautista.

Ya en octubre de 2015, Carolina tomó grado de su primera Maestría Instrumental en Flauta Traversa y en febrero de 2017 se graduará de una segunda, esta vez en Trabajo de Orquesta, ambas de la Universidad Hochschule für Musik und Darstellende Kunst Frankfurt am Main.

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